lunes, 11 de agosto de 2008

Inocente

En una escuela pública, un niño hizo una travesura, manchando los papeles del pupitre del maestro con tinta.

Cuando el tal llegó y lo descubrió, exigió a todos el nombre del culpable.

-¡López! -gritó un chiquillo.

-¡López, aquí! ordenó el maestro tomando la palmeta. Había dos hermanos del mismo apellido, y se adelantó el mayor, quien recibió estoicamente el fuerte y doloroso golpe.

De repente, el menor, llorando, se adelantó gritando:

-¡Señor maestro: No le pegue más! ¡No fue él, que fui yo el culpable!

El maestro dejó de pegar, intrigado, y pidió explicaciones:

-A ver, tú, López, el mayor: ¿Por qué te has adelantado para ser castigado sin protestar de tu inocencia? Habla.

-Porque él es más pequeño, menos fuerte, y está un poquito enfermo contestó el pequeño héroe.

El maestro, maravillado, le apretó sobre su pecho. -Muchacho -dijo nunca serás en tu vida más cristiano que hoy.

Esto es lo que hizo Cristo por ti y por mí. ¡Dios te bendiga, hijito!

“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.

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